NUESTRA HISTORIA
Comienzos
Creemos firmemente que nuestra iglesia y ministerio nació en el corazón de Dios. Nuestra historia se remonta a nuestros hogares. Desde niños, nuestras madres, Rosa e Isaura, nos criaron bajo las enseñanzas de la Palabra de Dios. Una de las denominaciones cristianas evangélicas bien conocidas a nivel mundial es la denominación Bautista. En medio de las iglesias de la Convención Bautista del Sur de Argentina, fue criado y formado mi esposo, el pastor Pablo B. Pistone. Por otro lado, quien escribe esta historia, Fe Ludebbie Pamphile de Pistone, me formé en medio de las iglesias Bautistas de Venezuela, a las que pertenecí desde los catorce años de edad.
El pastor Pablo aceptó a Cristo a los 44 años de edad y posteriormente, el Señor lo llamó al pastorado. Pastoreó por 13 años la Iglesia Bautista El Buen Camino, ubicada en La Habra, California, EE.UU. Además del pastorado, Pablo mantenía su trabajo como empresario, profesión que ejerce desde los 24 años de edad. Por mi parte, me formé como médica cirujana venezolana y estudié en el Seminario Teológico Bautista de Venezuela. He trabajado con la juventud a nivel local, nacional, continental y mundial en medio de la organización de los Bautistas del Sur y la Alianza Mundial Bautista. Llegué a los Estados Unidos en busca de mayor libertad para el ministerio al cual Dios me había llamado, (la Pastoral Juvenil). Fue así como nos conocimos en la Iglesia El Buen Camino y decidimos unir nuestras vidas en matrimonio y por supuesto, unimos nuestros ministerios.
Después de invertir tiempo en oración y conversación sobre el futuro ministerial de ambos, decidimos dedicar nuestras vidas al campo misionero en medio de poblaciones pobres y de alta peligrosidad por la violencia familiar y callejera, para alcanzar a niños, adolescentes y jóvenes y llevarles un mensaje de esperanza en Cristo. Nació así el nombre de Ministerio Impacto Cristiano, ya que queríamos impactar positivamente las comunidades donde trabajáramos.
Ambos sentimos de Dios, que aunque debíamos mantener la sana doctrina aprendida en nuestra denominación, debíamos iniciar un ministerio de forma independiente, sin afiliación a ninguna convención, a fin de poder tener la libertad de cambiar formas para lograr de manera más efectiva nuestra misión. Creamos Christian Impact, Inc, una organización sin fines de lucro con sede en Los Ángeles, California, EE.UU.
En búsqueda del lugar donde iniciar el trabajo misionero, escribimos a varias amistades de diferentes países del mundo presentando la visión que Dios nos había dado. Estabamos orando por un lugar donde abundara la juventud sin Cristo, en pobreza extrema, que estuviera protagonizando problemáticas sociales y muy especialmente, que fuera sensible y recepttiva a la palabra de Dios. Buscábamos esa juventud en barrios alrededor de grandes ciudades, donde no hubiese obras cristiana o con pocas iglesias. Esto considerábamos nosotros que sería nuestro campo blanco. Queríamos penetrar una comunidad con el mensaje del evangelio y transformarla para Cristo.
De las siete naciones que respondieron a nuestro llamado, Perú fue el país seleccionado. No solamente llenaba todas las características anteriores, también fue el único en persistir e insistir a lo largo de los meses, en pedir nuestra ayuda. Fue así como llegamos a Chiclayo, al norte del Perú, una zona con todas las condiciones por las que oramos y muchas más. Una vez que estábamos seguros del lugar, hablamos con nuestra congregación y fuimos dedicados y enviados formalmente al campo misionero.
El Ministerio Impacto Cristiano inició con un instituto en septiembre del 2004 en la ciudad de Chiclayo. Comenzamos con un total de 57 alumnos y 15 iglesias que fueron matriculados para iniciar estudios de formación en la Pastoral Juvenil. A través del Instituto esperábamos tener mayor alcance de las comunidades en necesidad. Después del primer semestre de clases, y al ir conociendo la realidad del liderazgo y la juventud cristiana de la zona, decidimos cerrar el instituto temporalmente y dar paso a la fundación de una iglesia local con enfoque juvenil, que sirviera de modelo para mostrar como funciona la Pastoral Juvenil.
En la ciudad de Chiclayo, Dios nos llevó al sector de Cruz de la Esperanza y los pueblos jóvenes vecinos para establecer nuestra congregación. Fue allí donde encontramos que las necesidades eran espirituales, morales, económicas, familiares, educativas, en salud y social. El desafío era gigantesco: evangelizar y discipular jóvenes desempleados, ex drogadictos, ex delincuentes, ex adictos sexuales, niños de la calle, familias en pobreza extrema sin un bocado para comer, niños abusados y abandonados, etc.
Después de diseñar el proyecto, el próximo paso gigantesco era conseguir siervos de Dios, llamados a las misiones, con un corazón por la niñez y la juventud perdida y que estuvieran dispuestos a unirse en esta gran visión. En un año, Dios levantó un equipo formidable de misioneros de diferentes países: Cuba, Venezuela, Curazao, Ecuador, Perú y Estados Unidos. Con este equipo se dio inicio a este gran desafío.
Hoy Impacto Cristiano es un ministerio sin afiliaciones denominacionales, basados en la Biblia como fuente de autoridad, llamados a ganar para Cristo a los niños, adolescentes y jóvenes de las barriadas peligrosas y pobres, ubicadas alrededor de las ciudades más pobladas de Latinoamérica. Nuestro equipo está conformado por Peruanos, (en su gran mayoría), Hondureños, Venezolanos y Norteamericanos.
Ministerio Impacto Cristiano no solamente atiende a la comunidad de Cruz de la Esperanza sino también viene sirviendo a otras iglesias hermanas a través de nuestro proyecto Impacto Internacional: Visión Impacto Siglo XXI (VIS-XXI) y del Instituto Impacto Cristiano. Seguimos enseñando la Pastoral Juvenil, con un nuevo currículo agregado sobre la Pastoral Infantil. A Dios sea la gratitud y la gloria por todo lo que hasta ahora se ha logrado y que puedes apreciar en esta página Web.